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Obscuri es una revista cultural, sin fines de lucro que se publica desde el barrio de La Teja y Las Flores, al oeste de Montevideo. Te invitamos a participar con comentarios, cuentos, anecdotas y poesía gótica. Sé bienvenido a compartir tus inquietudos y tus creaciones. Los que hacemos OBSCURI

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Parasito. (selección de capítulos)

El Parásito

Las vibraciones de su ex compañera, aún resonaban en el aire de la casa, y del sótano. Durante unas semanas, sorbió, deglutió, e ingirió cuanta médula; adolescente o no, se le puso en el camino. Sentía una profunda necesidad de saturarse. Esa incontenible ansiedad, lo desbordó, y una tardecita, mientras regurgitaba la última médula, se sintió asqueado. Tenía un empacho espiritual. Siempre fue un individuo de iniciativas, de modo que bajó al sótano, y levantó la botella del siglo XIII, que contenía la esencia de Adynska. El tono verde azulado del vidrio medieval, ocultaba el humillo interior, pero él pudo imaginarse la tortura de su habitante. Quizás sintió pena, o re visitó su soledad, y se sintió extraño y ausente. Tomó una decisión.  
Se higienizó. Tomó el Necronomicón, y el Libro de Nod. Luego consultó los tomos de diferentes conjuros, pero sobre todo los de Alquimia. Por las dudas confirmó las fórmulas el los textos Taoístas del siglo XVI. Convocó las Entidades de Eva y Lilith, mientras purificaba la esencia contenida en la botella del siglo XIII.
Puso esmero y detallismo. Debía combinar las esencias en proporciones adecuadas, o todo se iría al demonio.


Al cabo de saturantes y complicadas combinaciones, reunió todo en una gran retorta, lo mezcló, y recitó el conjuro de la chispa. Previamente, realizó un tajo bastante profundo en su muñeca, y vertió una buena cantidad de su sangre en la mezcla. Luego se limpió la herida y la vendó con cuidado de cirujano. De pronto aquella neblina de colores comenzó a licuarse, primero en una firme espuma violácea, más adelante en una gelatina roja; y finalmente en una turgente masa corporal, con rasgos femeninos, que se irguió, desnuda y latente ante el nigromante.
El Parásito esperó. Aquella figura se iba recomponiendo, exactamente a la inversa de una figura de cera que se derrite. Esta se solidificaba. Las piernas, el torso, el cuello, los brazos. Por último los cabellos, el contorno del rostro, y los rasgos. Con indiferencia de hábito, él recogió una gran toalla y la cubrió. La condujo hasta una bañera de pié y la introdujo en el agua tibia. Más tarde la lavó, y esperó, luego de secarla cuidadosamente, el fin del proceso.
Podría demorar unos días o unas horas. Por precaución, se había aprendido de memoria el conjuro de la disolución instantánea.


Astarté tenía una naturaleza  parasitaria y agresiva, aún en su manera de hacer el amor. Con algún componente casi masculino en su capacidad de tomar decisiones. Pero había sido una buena compañera, en términos generales. Eva, era sumisa, dulce y complaciente, hasta la desesperación. Contenedora y tierna, casi desamparada. Pero tan frágil como un cristal de vitral. Y Lilith, debía participar de una naturaleza firme y endiablada, con una feminidad manipuladora y pujante. Pero las tres naturalezas eran particularmente seductoras. Y ello, al Parásito, lo predisponía a favor.
Cuando al fin, la hembra se consolidó, abrió sus ojos marrones y lo estudió con largueza. Se hallaban sentados, el uno frente al otro, en sillones del sótano. Ella sonrió y dijo:
-¡Me salió el tiro por la culata!-
El Parásito no respondió.
-Fue un castigo muy duro. Pero supongo que me lo tenía merecido.-
Tampoco, esta vez, él pronunció palabra. Ella se enderezó y revisó su cuerpo. Aun estaban allí sus cabellos negros en ondas, sus senos perfectos y clásicos, sus piernas de muslos firmes.
Volvió a mirarlo con fijeza.
-¿Me estás dando otra oportunidad?- Ya no sonreía.
Él meditó unos momentos. Y luego, lentamente, casi en un murmullo le dijo:
-En parte. En realidad, soy yo quién te la está pidiendo.-
La mujer hizo una mueca de duda. Finalmente estiró su mano para que él la tomara. Prohebius la atrajo hacia sí, y la abrazó.
Ahora habría que ver cómo se desarrollaban los acontecimientos, y cuál de las tres naturalezas prevalecería.
¡Con las mujeres nunca se sabe!
 Juan El Incierto. 










1 comentario:

  1. "El Parásito" constituyó un cuento que fuimos publicando en capítulos, número a número, desde el 16 (mayo 2006) hasta el 27 (agosto 2008). Su creador fue Juan El Incierto y más arriba reproducimos una selección de capítulos. Disfrútenlos. Vituperio.

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